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jueves, 18 de abril de 2013

¡¡¡Llega el tiempo de las terrazas!!! (si la lluvia nos deja, claro)

¡Llega el tiempo de las terrazas! O eso pensábamos con la entrada de una nueva estación, la Primavera. La lluvia este año nos está tocando la moral. Esperaremos lo que haga falta.

Con la nueva temporada primaveral y veraniega, empezamos desde los bares a planificar los próximos 6 meses (más o menos). Ha llegado la hora de desempolvar los veladores, de crear una carta nueva de cócteles, de empezar a pensar en los eventos a la luz de las estrellas, y por supuesto de prepararse para estar a tope con la que se avecina en éstos meses.

Calor significa alegría. Con calorcito la gente sale, aguanta más, disfruta a tope. Con el calorcito la gente sale de sus casas a disfrutar, sobre todo por la noche. Una caña perfecta es aquella que te la tomas fresquita, en buena compañía y con el Sol en la cara (bueno, debajo de una sombrilla también vale). El Sol nos activa, hace que la gente se mueva, hace que la gente se eche a la calle.

Con la Primavera llegan los cambios. El cambio de ropa, el cambio de ánimo, el cambio de rutina. Comenzamos a experimentar esos días buenos en los que el Sol pica en la cabeza y te incita la diversión. Llega la hora de las terrazas.

Ya se nota en la calle. La gente ya ha hecho el cambio del café con leche calentita al café con hielo. Ya apetece la cerveza a "la fresca". Ya han salido los primeros mojitos (los mejores preparados por mi, claro). A pesar de que la crisis nos tenga los bolsillos vacios, siempre hay un momento para disfrutar de las terrazas.

Desde luego, yo ya me he puesto manos a la obra. Ya estoy preparando los cócteles y los ingredientes para elaborarlos. Ya estoy poniendo a punto la granizadora, porque ya apetece una granizada. Nose, quizás la hostelería está pendiente de éste tiempo de calor. Todo se reactiva. Mérida es una ciudad ideal para el turismo, y se notan en las calles los turistas. El festival Grecolatino ha dado vida ésta semana. Ya apetece pasear por las tardes y luego "echar algo" en una terraza. Pues eso, que ya ha llegado el tiempo de las terrazas.

Comienza una nueva etapa, la del movimiento (esperemos). La del cambio de la hora de disfrute en general, pues ya no saldremos a las 4 de la tarde a tomar el café porque a las 6 es de noche y hay que recogerse. No, ya salimos más tarde, las "tardes-noches" que apetecen disfrutar, aunque sea con una pequeña chaqueta para quitarte el fresquito de la noche (eh, que aún es primavera). Pero ya todo cambia, todos cambiamos. Ha llegado el tiempo de la calle, de los chiringuitos, de las cervecitas, de las terrazas.

Lo dicho, quizás no me guste demasiado el calor, pero sí me gusta la "vidilla" que nos da la primavera, pues la gente sale y disfruta del sol, el ánimo sube y disfrutamos de la vida de otra manera.

 

miércoles, 10 de abril de 2013

Al mal tiempo, buena cara. La vida es un estado de ánimo.

La vida en una barra de un bar no siempre es fácil. Muchas veces es un estado de ánimo.

Tanto los clientes como la persona que está trabajando viven en un estado de ánimo continuo. Está claro que uno acude a un bar a divertirse. Pero muchas veces acude como vía de escape. Para desahogarse, para olvidar, para intentar encontrar soluciones a los problemas, ya sea por una inspiración o bien mediante la ayuda tanto de sus amigos/compañeros, como de la del camarero. Por eso siempre digo que el camarero no es sólo un simple profesional sino que muchas veces se convierte en una persona que escucha, que opina, que intenta arreglar el mundo desde su lugar.

Otras veces no se trata del cliente que viene a ahogar sus penas. Muchas, y digo muchas, la persona que necesita esa ayuda es el camarero. No siempre trabajar en un bar resulta placentero, pues todos tenemos problemas que solucionar en nuestra vida, y el camarero muchas veces también encuentra una via de escape en éste trabajo. Hay ocasiones en el que ponerse de cara al cliente no resulta fácil. Es dificil sacar una sonrisa, aunque sea forzada cuando uno mismo tiene problemas. Si que es cierto que, como le ocurre a los clientes, en un bar un camarero se encuentra con amigos, conocidos a los que contar sus penas y consolarse mutuamente.

Actualmente, con la crisis en la que está sumida éste país, lo problemas se han multiplicado. Sobre todo para éste negocio, el de la restauración. Es evidente que la gente ya no dispone del dinero que tenía antaño, que no se puede permitir el "lujo" que conlleva ir a tomarse algo a un bar. Y eso, nosotros también lo sufrimos, desde el gremio hostelero, pues aunque siempre queda la esperanza de que vengan tiempos mejores, pasan los días y no se ve mejoría.
Todos los negocios tienen su ciclo de vida. Por mi experiencia de muchos años, el ciclo oscila entre 3 y cuatro años de plenitud. Se abre un negocio con ganas, con ilusión, la mayoría sube su producción hasta alcanzar niveles que ni uno pensaría en sus mejores sueños, pero con el tiempo, todo baja, sin que nos demos cuenta pasamos del cielo al infierno, sin que te des cuenta, sin tiempo a reaccionar. Así es la vida. Nos medimos por "modas". Cuando eres novedad, toda la gente acude como un imán, pero la gente se cansa de ir siempre a un mismo sitio, y busca alternativas, no para siempre, pero sí para un periodo de tiempo.

¿Qué hacer cuando uno se encuentra en ésta situación? pues, "echarle huevos", sin más. Si uno se ve con fuerzas, pues intentar aguantar, pacientemente, a que el cauce vuelva a su sitio. Siempre vuelve, todo vuelve a su sitio. Si realmente uno cree en lo que hace, las cosas volverán a ser lo que eran.
Está claro que ese periodo de "Stan-by" es un tiempo que no hay que desaprovechar. Hay que emplearlo en innovar, en aportar nuevas ideas para el negocio, en darle otra vuelta de tuerca para hacer que la gente vuelva con ganas. No es fácil, ni mucho menos, pero no hay elección si no quieres quedarte en la cuneta y perder el sueño de tu vida. Ese es el tiempo de luchar por lo que quieres, por lo que has dado tu vida, y con mucho esfuerzo, las cosas se superan.

Todo es un estado de ánimo. Cuando las cosas van bien, tu ánimo es inmejorable. Uno se siente alegre, eufórico, feliz. Cuando las cosas van mal, nos sentimos tristes, impotentes y sin fuerzas para luchar. Pero hay que luchar, hay que mirar más allá y creer en tu trabajo.

Yo creo en mi trabajo, creo que puedo mejorar e intento mejorar, día a día. Hay veces en las que ni me apetece meterme en la barra de un bar, porque sé que mi cara no demuestra felicidad, pero también sé que en esos días en los que el ánimo alguién vendrá a sacarme una sonrisa. Pues al igual que yo saco sonrisas a personas que lo necesitan, otras me harán el mismo favor.

La vida es un estado de ánimo.
Y yo seguiré sacando sonrisas a todo el que las quiera. Sonrisas para todos

Gracias. Y un saludo a todos aquellos que hacen de un día triste un día soleado.