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lunes, 28 de enero de 2013

La primera copa. La que más cuesta digerir

Hola, inauguro hoy este blog con ilusión. La verdad es que llevaba tiempo pensando crear uno, y aunque me daba un poco miedo porque no sabía como enfocar el tema, al final me he agarrado "los machos" y me he encaminado en esta aventura virtual. Comenzaré con mi presentación.

Me llamo Carolina y como dice mi perfil, soy camarera de profesión. Ésto no quiere decir que sea una "simple" camarera, pues no hay camareros "simples". Yo la verdad es que ésta profesión me viene de familia, le he "mamao" como dicen en mi pueblo, y a pesar de que yo dije miles de veces en mi adolescencia que no me iba a dedicar a éste mundo, inevitablemente estoy metido en él hasta el cuello.

Todo comenzó cuando yo nací detrás de la barra de un bar. No literalmente, por Dios!! Sólo que mis padres, jóvenes ellos, decidieron traerme al mundo, y teniendo un bar en propiedad, en el pequeño pueblo de Losar de la Vera, de nombre "La Cueva", no me quedó más remedio que "chupar" barra y habituarme a la vida tabernera.

Desde pequeña vi los entresijos de ésta profesión, me acostumbré a los horarios raros y a veces malos, a tratar con mucha gente en poco tiempo. Aprendí que un camarero no sólo pone copas, sino que muchas veces es algo más que eso, es un compañero en el tiempo, al que le puedes contar tus confidencias, con el que te puedes desahogar en momentos malos y con el que puedes disfrutar cuando alrededor sólo estás tú y una barra de bar. "Ver, oír, callar", el lema de un camarero. En fin, una profesión bastante bonita a pesar de las ataduras que tiene. Mis padres, en algún momento de mi vida me guiaron en ésta profesión, pero rápido alcé las alas y empecé a vivir mis propias experiencias que van curtiendo tu personalidad hasta llegar al día de hoy. He pasado por muchos lugares, de todos los tipos y sigo aprendiendo cada día.

Sólo espero que os entretengais con mis anécdotas, experiencias, curiosidades. Os contaré secretos, recetas y bueno, pasaremos ratos agradables.

Comienza la aventura en el Diario de una Coctelera